Las crisis existenciales pueden aparecer en cualquier etapa de nuestra vida. Esto es muy común durante cambios grandes, como al hacernos adultos o al pensar en nuestra mortalidad. Es clave tener apoyo emocional y ser resilientes para superar estas crisis.
Veremos cómo enfrentar una crisis existencial juntos, subrayando el valor del apoyo mutuo. La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), fijar metas realistas y cambiar nuestro modo de pensar puede ayudarnos. Así, transformamos retos en chances para crecer personalmente.
Es vital saber que estas crisis pueden tocar a cualquiera, sin importar cuántos años tengas o tu situación. Destacar el apoyo social y el compromiso personal es esencial. Son los pilares para vencer estos retos emocionales.
Qué es una crisis existencial
Una crisis existencial es cuando alguien se siente perdido en la vida. Empieza a preguntarse cuál es el propósito de todo. Puede ser por un gran cambio o muchas dudas sobre su futuro. Afecta a todos, ricos o con buena reputación social.

Esta crisis trae mucho malestar emocional. La persona duda de por qué existe. Si no se maneja bien, puede llevar a depresión.
Estas crisis pueden durar semanas, meses o años. Algunas personas necesitan ayuda profesional para superarlas. Sin embargo, también puede ser un momento para reinventarse y encontrar nuevos objetivos en la vida.
Un giro total en la vida a menudo sigue a la crisis existencial. La ayuda de un psicólogo puede ser clave. Puede ayudar a las personas a ajustar sus metas y a encontrar maneras de lidiar con sus emociones de forma saludable.
Los signos de estar en una crisis existencial incluyen sentirse triste, cansado, ansioso o sin ganas de hacer nada. Karl A. Slaikeu identifica dos tipos de crisis: las que son parte del desarrollo normal y las causadas por eventos difíciles. Tanto cambios esperados como la adultez o la vejez, como la pérdida de alguien querido, pueden iniciar estas crisis.
Causas de una crisis existencial
Entender las causas de una crisis existencial ayuda a ver por qué ocurren. Estas crisis aparecen cuando hay cambios grandes en la vida. Pueden ser causadas por sucesos importantes como perder a alguien especial, terminar una relación, quedarse sin trabajo, o incluso por muchas pequeñas frustraciones que nos afectan mucho.
Las crisis de identidad son muy importantes también. Surgen al dudar sobre quiénes somos en diferentes momentos de la vida, como la adolescencia o la mediana edad. Un ejemplo es la “crisis de los 40”, donde las personas reflexionan sobre el envejecimiento y el tiempo que sienten que han perdido.
Durante estas crisis, sentirse solo y sin importancia es común. Aunque no tenemos números exactos, la búsqueda de un sentido de la vida es un tema central. Esto puede causar mucha ansiedad y estrés, e incluso aumentar el riesgo de caer crisis de existencia en depresión.
Quienes pasan por una crisis existencial también pueden tener síntomas físicos. Esto incluye dolores de cabeza, problemas estomacales y tensión muscular. Muchas veces, la gente también se aísla, evitando contactos importantes porque se sienten sin ganas y desesperanzados. Estos problemas pueden hacer que la crisis dure desde una semana hasta un año.
La triada cognitiva habla de personas con una perspectiva negativa de la vida. Esta visión afecta cómo ven el mundo y su futuro. Según Psicología Conde Orgaz, si no se enfrentan bien las crisis anteriores, es fácil volver a caer en ellas.
Finalmente, es vital ver las crisis existenciales como chances para reconsiderar qué valoramos. Identificar qué las causa y entenderlo bien puede ser el primer paso para superarlas. Esto nos lleva a sentirnos emocionalmente mejor.
Convertir el malestar en una oportunidad
Una crisis existencial puede ser una gran chance para crecer. Suele pasar entre los 30 y 50 años. Las personas experimentan ansiedad, desmotivación y preocupaciones. Es un momento clave para pensar en lo que realmente importa en la vida.

El primer paso es reconocer y aceptar nuestras emociones negativas, como la tristeza. A menudo, intentamos evitar tengo una crisis existencial estas emociones. Pero enfrentarlas nos lleva a conocernos mejor.
Definir metas claras nos da una nueva dirección. Filósofos como Sartre y Nietzsche destacaron la importancia de la autoevaluación. Es crucial para crecer personalmente.
Usar técnicas de visualización ayuda a encontrar motivación. Imaginar nuestros éxitos puede impulsarnos hacia el cambio positivo.
Alba Ferreté transformó su vida después de una crisis amorosa en 2012. Su historia inspira a quienes enfrentan desafíos similares. Puede enseñarnos cómo superar nuestros propios problemas.
Es clave aceptar que la imperfección es parte de ser humano. Reconocer que sentir tristeza y ansiedad es normal. Esto nos ayuda a manejar nuestras crisis y a apoyar a otros.
Cómo superar una crisis existencial
Para superar una crisis existencial, es clave usar estrategias que ayuden a manejar el malestar. Una buena opción es el apoyo terapéutico. La terapia, ya sea cara a cara o en línea, nos ofrece herramientas para combatir la desesperanza. Nos ayuda a establecer nuevas metas personales. Casi el 80% de quienes acuden a terapia notan un gran mejoramiento en su estado emocional. Además, existen descuentos para hacer la terapia más accesible.
Practicar meditación y hacer ejercicio también son acciones muy beneficiosas. Estudios muestran que el 70% de quienes los practican ven reducido su estrés. La meditación nos ayuda a vivir el momento y disminuir la ansiedad. Nos conecta más profundamente con nuestro ser. El ejercicio, en cambio, libera endorfinas que nos alegran y relajan.
Revisar nuestras metas y valores es fundamental. Las crisis pueden venir de no vivir según lo que deseamos de verdad. Reflexionar sobre lo que queremos nos lleva a mejoras importantes en la vida. Es vital también el apoyo de amigos y familia. Hablar con ellos nos ofrece nuevas perspectivas.
Ver las crisis existenciales como una oportunidad de crecimiento cambia todo. Aunque son difíciles, nos motivan a cuestionarnos y crecer. Finalmente, nos ayudan a encontrar un propósito de vida más fuerte y significativo.